En una charca cerca de la ciudad vivían Antonio y Pablo.
Todo el mundo estaba triste por la sequía.
Los campos no estaban verdes, estaban secos, como los arroyos , no se
podía ni pescar.
Un día comenzó a quedar nublado y la lluvia llegó.
Antonio y Pablo contentos, comenzaron a mojarse bajo la lluvia.
Llovió durante varios días y el arroyo se inundó.
Los niños no podían ir a la escuela.
Los vecinos quisieron ayudarlos, cada uno aportó algo para hacer un bote.
Ana prestó la madera, Néstor los clavos, Diego un martillo y Nadia una sierra.Entre todos hicieron un bote y los niños pudieron ir a la escuela.
La educación es un derecho que todos los niños tenemos
Guillermo Rodríguez